Poco a poco va perdiendo sus partes. Apenas quedan vestigios de lo que fue. Unos muros, parte de la torre del homenaje reconstruida a ras de suelo. De la escalinata que llevaba a dentro, y que tanta fama le dio, sólo queda una estatua que alguien encontró enterrada a unos metros de donde presidió orgullosa, la entrada de reyes duques y príncipes.
Cuando estaba deshaciendo el castillo, me paré un momento a ver lo que me faltaba por desmontar y encontré otra maqueta, unas ruinas y me dije ¿por qué no? y la historia salió sola.
Bienaventurados los cortos de vista porque no podran ver mi careto de lejos. 
