PATIENTIA FILIUS II. CONCLUSIÓN
Publicado: Mar 21 Jun, 2011 5:56 pm
Saludos cordiales.
Tras varios años de laborioso empeño, al fin llegó el momento de compartir con vosotros el día del estreno de mi castillo Patientia Filius II. No niego que me haga ilusión, pero tampoco voy a disimular que si hoy celebramos semejante evento es debido, en gran medida, al hartazgo que esta construcción ha supuesto para mí. Antes de caer en una espiral diabólica de interminables modificaciones y retoques era necesario poner un punto final, aunque eso supusiera renunciar a mi propósito de crear un castillo que se mirara por donde se mirara resultase perfecto. Esa era mi idea y durante mucho tiempo pensé que esta vez sería capaz de lograrlo. Para ello disponía de una dilatada experiencia constructora, propia y ajena, de una más que respetable colección de piezas (a base de zaherir inmisericordemente mi paupérrima economía) y del espacio físico y el tiempo suficientes. Nada de esto (en el fondo bien lo sabía) era garantía suficiente para conseguir aquello que sólo le es posible al Supremo Hacedor (si es que existe) y a algunos destacados miembros de este foro, cuyos nombres están en la mente de todos. Así pues, no he tenido más remedio que lamer mis heridas con el consabido “tal vez en otra ocasión”. Lo que desde luego no se puede negar es lo mucho que he aprendido. Tal vez lo que más claro tengo ahora es que para un castillo de estas proporciones resulta casi imprescindible realizar una planificación previa. No basta, como ha sido mi costumbre, con conseguir una tabla y luego trazar las líneas maestras. Esto puede valer para construcciones pequeñas y medianas que no requieren remover cantidades enormes de piezas. Mucho del cansancio que he arrastrado en los últimos meses venía por el hecho de montar y desmontar piezas (en número de miles) buscando una idea adecuada a mis gustos. Eso cansa, desespera y apenas compensa cuando finalmente encuentra uno la solución. Pero no todo es negativo, claro. Hay unos cuantos rincones de este castillo que me agradan mucho, bien sea por el tipo de decoración, o por cómo se combinan los elementos que lo integran. De lo bueno y de lo menos bueno de mi castillo, enseguida voy a ofreceros un amplio reportaje fotográfico. Sólo una cosa más, y ya sé que lo he dicho muchas veces. Quería agradecer a todos vosotros, y especialmente a quienes hicieron realidad este lugar y hoy día se encargan de mantenerlo y organizar sus contenidos, la oportunidad que me dais de compartir mis construcciones (algo mutuo, por supuesto). Dicho de otro modo, pero más breve: gracias por estar ahí.
PATIENTIA FILIUS II, EL ACABOSE.
VISTA GENERAL FRONTAL.
Mi propósito era construir no un castillo, sino una ciudadela fortificada. La idea que tenía en mente era la ciudad medieval de Carcassone. Visto el resultado diréis que poco o nada se parece esa fortaleza a lo que yo he construido. Es cierto. A lo que en realidad se asemeja este castillo es al recuerdo idealizado de la primera vez que yo visité esa villa francesa. Carcassone para mí es un mar de tejados de pizarra y un sin fin de torres, y es también un conjunto de pequeñas casas de piedra con una iglesia gótica y una ciudadela, todo ello dentro de un gran recinto amurallado. Con esas imágenes en mi cabeza me puse a construir. Como podéis ver, los tejados ocupan un lugar destacado en mi construcción. He realizado para la ocasión 7 caperuzas siguiendo el modelo de las cúpulas cuadradas de Exin West, más otra que es un molde de una caperuza de la GA. Todos los tejados están pintados de marrón. El color escogido trata de dar un mayor realismo a mi trabajo, además de que no hubiera podido representar con las caperuzas rojas lo que para mí era un recuerdo de piedras grises y tejados oscuros.
En la primera foto puede apreciarse, de izquierda a derecha: a) el lateral de la rampa de acceso a la entrada principal; b) un edificio alargado y de grandes proporciones, que yo llamo La Casona de Intendencia; y c) un pequeño recinto al que se accede bajo un gran arco de doce puntos. Me hubiera gustado que la zona posterior del castillo, lo que se ve al fondo del todo, fuese un poco más alto para que resaltase más desde esta perspectiva. No pudo ser debido a las exigencias de la fachada trasera: de hacerla más alta hubiera quedado muy bien por delante y fatal por detrás. Para salvaguardar la imagen de conjunto no tuve más remedio que sacrificar un poco mi idea original.
Secciones de la vista frontal:
La Rampa de Acceso
Aquí se observa con más detalle la rampa de entrada, lo que sería la entrada principal del castillo. Su diseño ha permanecido prácticamente inalterado desde el principio, toda una rareza para quien conozca mi gusto por las modificaciones. La primera foto me gusta mucho. Respecto a la rampa, decir que está hecha de una sola pieza de ladrillos y que por debajo se apoya en dos hileras transversales de piezas. La curvatura que se aprecia en la foto segunda surgió de modo natural al hundirse un poco por su propio peso.
Complejo de Intendencia
Esta parte de mi castillo consta de dos dependencias principales: La Casona y la Torre de Intendencia. El primer edificio comunica con la Plaza Mayor de la ciudad. Yo me lo imagino como el lugar donde los guardias de la ciudad ejercían el control de los visitantes. Consta de dos plantas: la primera, en donde se ejerce el control de los visitantes, y la parte de arriba, en donde descansan los guardianes. Los saeteros que rodean este edificio tratan de darle un aspecto intimidador. En la foto segunda se ve la parte superior de la Torre de Intendencia. Este sería el espacio reservado al Capitán de la Guardia y a su familia, además de servir como sala de reuniones. La decoración de la parte superior es distinta de la que se ve por la otra parte. Me gusta mucho cómo ha quedado esa especie de ventanuco semicircular, sin embargo sólo lo empleé aquí, en un lugar poco llamativo, a pesar de haber otras dos torres similares donde podría haber lucido mucho mejor. No sé por qué no lo hice, la verdad. También en la segunda foto, puede verse el inicio de la escalinata que lleva hasta la entrada secundaria de la Casona. Dicha entrada puede verse mejor en la foto tercera.
LATERAL DEL MONASTERIO
Puestos a elegir un lado del castillo me quedaría con este. Desde el claustro hacia la derecha me gusta todo: es una pirámide ascendente con multitud de tejados, terrazas y torres de distinto tipo. Lamentablemente, la Torre de Intendencia, por su altura y su estilo de decoración, desluce un poco este lateral. En la parte positiva destaca especialmente la Torre del Monasterio. Consta de tres niveles de ventanas góticas tipo Golden y tiene la peculiaridad, junto con la parte alta del Monasterio, de estar dispuesta en un ángulo distinto al del resto de edificaciones que la rodean. Era un reto que me propuse desde el principio y que afronté con mis fuerzas creativas y constructoras intactas. El resultado me convence bastante. En esta misma foto también se ve la Torre del Portón, detrás del Monasterio, que igualmente tiene una orientación distinta al de las edificaciones adyacentes.
Secciones del Lateral del Monasterio:
Torre de Intendencia
Como antes he dicho, esta torre desentona con el resto de lo construido en este lado, y lo peor es que me he venido a dar cuenta demasiado tarde. La decoración en su base no me agrada demasiado, pero lo peor es el espacio que queda entre la torre y el claustro. No es más que una zona muerta que hace demasiado evidente la falta de correspondencia entre las distintas partes. A pesar de todo no puedo prescindir de dicha torre a menos que quiera replantearme completamente tanto este lado del castillo como del de la vista frontal y, amigos, qué queréis que os diga... después de casi cuatro años de reformas y contrareformas ya no me veo capaz de emprender una nueva mejora. A lo mejor con el tiempo….
Monasterio
He aquí unas cuantas fotejas en donde se aprecian los detalles más importantes del Monasterio. La última foto, cenital, muestra que esta zona es en realidad bastante estrecha, pues casi todo el espacio del patio lo ocupa la torre. También se ve que parte del recinto tiene forma triangular. Esa era la idea. Huir de la cuadratura natural de las edificaciones Exin y jugar con los ángulos de los muros a ver que salía. Estoy bastante satisfecho con el resultado y hasta es posible que algún día me dé por construir un edificio religioso, de los que tan buenos ejemplos hay en este foro. Sobra decir que la idea de un Monasterio pegado a los muros del Castillo sólo puede justificarse si lo concebimos como un organismo arquitectónico que con el paso del tiempo fue incorporando nuevos edificios y dependencias, ajenos a toda función militar, para los cuales ya no había espacio en el interior de las murallas.
Torre del Portón (evolución)
Hay que ver la de quebraderos de cabeza que me dio esta parte del castillo. Este lugar era una zona especialmente conflictiva ya que sirve de transición entre el Monasterio y las edificaciones del Palacio. El Monasterio es una construcción de escasa altura que cuenta, podríamos decir, con una refinada decoración de tipo religioso. Por el contrario la esquina del edificio palaciego, que yo llamo “La Torre de la Dama”, es la parte más alta del castillo y está decorada, sobre todo en su base, con elementos claramente defensivos: muros inclinados, almenas, ventanas de rejilla. La fusión de estos dos estilos dio como resultado una torre bastante sosa que además es una copia de la Torre de Intendencia. Hasta que llegué a esta solución de conciliación realicé numerosos proyectos, de los que he rescatado algunas fotos antiguas. En ella se aprecia claramente cómo oscilé de un estilo a otro hasta que di a la torre su aspecto definitivo. Confieso que sentí bastante pena al tener que sustituir la elaborada decoración de la puerta de entrada por un portón clásico de Exin Castillos.
Torre de la Dama
Esta es una de mis fotos preferidas. La llamo Torre de la Dama, porque en mi opinión es la parte de mi trabajo que presenta un aspecto más elegante y refinado… (como tienen que ser las Damas…¿no?). Como se puede apreciar, no se trata en realidad de una torre, sino de una superposición de diferentes construcciones, con terracillas a distintas alturas. Nada hay especialmente novedoso en los elementos que la forman, pero en conjunto resulta bastante llamativo. ¿Qué pensáis vosotros?
Estos son algunos detalles de la Torre de la Dama. En la foto segunda se ve que he utilizado cartón para los suelos de las terrazas. De esta manera he solucionado de forma fácil y radical mi escasez de piezas planas y los irresolubles problemas que plantean determinados espacios con ángulos imposibles. Podía haber cubierto este cartón con una fotocopia a color de piezas clásicas. De hecho imprimí un folio con esa intención. Finalmente no lo hice por cansancio y también porque no me desagrada cómo queda.
FACHADA TRASERA
La parte trasera de mi castillo no será para vosotros ninguna sorpresa si habéis visto el reportaje que hice para mostrar la evolución de esta fachada. Lo que veis ahora apenas ha sufrido modificaciones.
En la primera foto puede verse una de las partes más desafortunadas de mi castillo. Yo lo llamaría: “el maldito chaflán”. Ya sabéis los cientos de pruebas que hice en esta parte. En donde está el chaflán estuvo durante mucho tiempo una torre albarrana, que finalmente deseché. Los problemas que tuve que afrontar fueron muchos. Por una parte estaba mi deseo de hacer un castillo con planta irregular. Eso me llevó a trazar un ángulo para los muros de la esquina derecha que resultaba muy difícil de unir a la parte recta de la fachada, por lo que no tuve más remedio que recurrir al chaflán que veis. Por otra parte quería dar una imagen de continuidad a toda la parte trasera y, a la vez, crear algo distinto en la esquina derecha que armonizara con la parte central. Pero ¿cómo lograrlo? Todos mis intentos resultaron frustrantes. Lo único que saqué en claro fue la Torre Trasera, la que se ve a la derecha de la foto, que luce estupendamente desde la perspectiva frontal y desde el lateral derecho. Por no renunciar a ella me volví a enfangar en una nueva serie de pruebas. Primero eliminé la torre albarrana existente, luego reconstruí los muros inclinados y finalmente elevé las torrecillas a la misma altura que sus hermanas, aunque sin poder unirlas a éstas, por culpa del chaflán dichoso. Después de tantas pruebas no había hecho más que repetir lo que ya había hecho, sólo que colocándolo en un ángulo distinto. Resultado: un pastiche que estropea irremediablemente esta parte del castillo.
El lado izquierdo (foto tercera) sí presenta un mejor aspecto.
Detalles y secciones de la fachada trasera
Foto donde se aprecia la terraza en la que se apoya el Palacio. (Se ve también una bandera un tanto díscola con el viento).
He aquí otros detalles que paso a comentar. Por una parte se aprecian los balcones y las ventanas de rejillas enmarcados con arcos de cuatro puntos. El resultado me agrada, sin embargo cuando se contempla la fachada desde lejos, estos balcones crean una zona oscura que multiplica el efecto de las ventanas. Estuve tentado de “tapiar” estas aberturas, pero las ganas por terminar lo impidieron.
Respecto al aspecto inferior de las almenas, deciros que finalmente me decanté por esa especie de bordadillo que va creando ondulaciones. No resulta muy castrense, pero al fin de cuentas se trata más de un Palacio de tiempos de paz que de guerra. Esta forma de utilizar los arcos de cuatro puntos se repite a lo largo de todo mi castillo para enmarcar ventanas. Utilizarlo también en las almenas no es que me guste demasiado, pero no encontré mejor solución.
En la última foto se aprecia un trozo de almena situado en un ángulo imposible. Como habréis adivinado tuve que recurrir a la plastilina y al celo para situar estas piezas en su justo lugar.
Puerta Lateral de Palacio
Una foto que muestra una puertecilla lateral del Palacio. Se nota que he esmerado en su decoración a pesar de que por su situación no es fácil de ver.
Torre Trasera
La torre trasera no luce mucho por este lado. Las mejores fotos de esta torre se verán a continuación
LATERAL IZQUIERDO
En este lateral es donde mejor se observa mi deseo inicial de dotar a mi castillo de una planta irregular. Si dibujásemos el contorno de este lado daría como resultado una línea ondulada en donde las torres salen hacia fuera o se retraen sin más propósito que la de imitar una fortaleza auténtica edificada sobre una accidentada orografía. No estoy muy convencido de haber logrado mi propósito, sin embargo en este lateral no falta algún que otro detalle interesante.
Secciones del Lateral Izquierdo
Tres fotos que muestran la parte alta del castillo, o lo que yo denomino la zona palaciega. Aunque la primera foto me gusta bastante, con esa Torre Trasera desafiante, lo cierto es que me hubiera gustado situar en este lugar un patio amplio y bien decorado. Tal como ha quedado da la impresión de que las torres y dependencias construidas han sido aplastadas unas contra otras. Falta aire, falta un espacio abierto en donde trabajar los detalles a fin de darle un aspecto más refinado a todo el conjunto. Al carecer de ese espacio abierto, con el que poder realzar las edificaciones circundantes, resulta poco creíble que este lugar sea lo que yo he pretendido hacer, pues no existe ningún otro elemento, a excepción de la altura, que confirme mi intención. Así que, amigos, os tenéis que conformar con mis palabras. Esto es la zona palaciega…, aunque no lo parezca.
Estas fotos están hechas con la intención de que podáis apreciar bien las almenas y los muros inclinados.
El Detalle Barroco
El Detalle Barroco es una parte de mi castillo de difícil valoración. Hay partes interesantes, pero también hay más de un desacierto. Por la parte exterior del muro contamos hasta 7 torres circulares rematadas caperuzas. Entre dos de ellas dispuse una especie de pórtico (fotos primera y tercera) sin ninguna función reconocible, a no ser una dudosa estética. La profusión de torres circulares trata de imitar las murallas exteriores de la ciudad de Carcassone en la forma que ya he explicado antes. Intramuros vemos cuatro tejados rectangulares de PDJ, más otro correspondiente a una caperuza puntiaguda. Los tejados de PDJ se corresponderían con dependencias de la ciudad destinadas a establos, herrería, taberna o similares. Al menos así hubiera podido ser en la antigüedad, porque hoy día más bien sería el lugar en donde se ubicaría la caseta de Información y Turismo, rodeada de tiendas de souvernirs por todas partes. Lo interesante de esta parte del castillo es mi intento por lograr una planta irregular a base de disponer los muros en ángulos agudos. La unión de los mismo no resulta fácil, y prueba de ello es el “detalle horribilis” que se aprecia en la cuarta foto: para tapar la fisura entre los muros no se me ha ocurrido otra cosa que juntar una cuantas piezas lisas en pendiente y pegarlas con celo a la pared. También se aprecia los recortes de cartón que he utilizado para cubrir los suelos de las terrazas. A mi me parece una solución muy ventajosa y estéticamente aceptable.
LA PLAZA MAYOR
No me diréis que no os gusta el pedazo de plaza que he construido para mi castillo. Imagináosla en un día de feria, cuando los comerciantes de las villas, con sus carros llenos de mercancías, acudían a la ciudad de Patientia Filius a hacer negocios con sus ricos vecinos. A pie o a lomos de sus bestias, subirían la rampa de acceso del castillo y tras pagar un tributo especial por ejercer su actividad intramuros, atravesarían la Casona de Intendencia y descenderían por la rampa interior hasta ocupar su lugar. A mediodía la plaza estaría a rebosar con cientos de personas husmeando entre los puestos de venta. La algarabía sería tremenda y los juglares que tratasen de ganarse unas monedas al son de su laúd tendrían que esforzarse mucho para hacer sentir su voz por encima de la sinfonía de balidos, relinchos, piares y voces de hombres y mujeres anunciando sus productos. Bueno, no insisto. Ya sé que mi plaza tiene poca gracia. De todos modos sí que tiene algún rincón que no desmerece del todo. Como curiosidad señalo que el suelo esta formado por ladrillos 2x1, de esos que son un poco verdosillos.
Detalles de la Playa Mayor
Este es uno de esos rincones a los que me he refería antes. Me gusta mucho cómo ha quedado esta puerta de entrada a la plaza. Confieso, para los más observadores, que esas cornisas rematadas con piezas planas en pendiente, situadas entre la ventana y el arco, han sido “pegadas” con celo y un poco de plastilina. No tenía otra forma de hacerlo.
Estas fotos muestran, respectivamente, un coqueto rinconcito (situado al lado del arco de las escalinatas de acceso a palacio), unas dependencias que bien podrían ser los establos, y una especie púlpito desde donde el oficiante de turno podría dirigirse a la muchedumbre congregada en la plaza.
LA ESCALINATA DE PALACIO
Ya casi para finalizar os invito a ascender por lo que yo llamo la Escalinata del Palacio. Este acceso desde el interior de la plaza hasta la parte más alta del castillo vino a sustituir una idea anterior donde sólo existía el primer tramo de la escalinata y un portón clásico Exin en el fondo. Así se mantuvo hasta que pensé que era una solución demasiado simple y entonces decidí emprender una de las reformas más importantes que he llevado a cabo. Moví miles de piezas (no exagero) y tuve que sortear problemas de todo tipo. El esfuerzo mereció la pena. Estoy muy satisfecho de cómo ha quedado y, sobra decirlo, es una de las partes del castillo que más me gustan. Así que, ¡venga! Preparaos para andar un poco, pues os voy a dejar en manos de una bella y locuaz azafata que os servirá de guía durante el recorrido. Procurad no cansaros mucho con tanto escaloncito…
Visita guiada a la Escalinata del Palacio.
– A ver. Hola, hola. ¿Se me escucha? ¿Estamos todos y todas? Por favor, préstenme atención. Bueno, bienvenidos, welcolme, bienvenus, a la ciudad fortificada de Patientia Filium. Mi nombre es Bellaflor y seré su guía durante su estancia en la ciudad. Si les parece bien, antes de comenzar la ruta voy a ofrecerles unas breves explicaciones históricas que creo serán de su interés. La fecha de inicio de la construcción de nuestra ciudad no es del todo segura, pero algunos estudiosos la sitúan a principios del siglo XIV, dentro del periodo histórico conocido como la Baja Edad Media. Al contrario que otras ciudades fortificadas, Patientia Filius nunca fue gobernada por ninguna familia aristocrática sino por un consejo de sabios elegidos democráticamente por sus habitantes. A pesar de sus murallas, nuestra ciudad nunca fue un enclave militar. No esperen, pues, el relato épico de sangrientas batallas ni busquen ustedes entre sus muros los cuerpos empalados de algún miembro de la corte caído en desgracia. Desde sus comienzos Patientia Filium fue una ciudad amante de la paz, una ciudad de puertas abiertas donde el comercio y las bellas artes tuvieron siempre su aposento permanente. La ruta que vamos a hacer es una de las más interesantes de nuestra oferta turística. Desde el centro de la Plaza Mayor, en donde nos encontramos, vamos a dirigirnos hacia el arco de entrada de la Escalinata, y luego vamos a ascender por ella hasta llegar a la zona Palaciega. En el trayecto podrán disfrutar de un bonito paseo bordeado de bellos edificios medievales en donde aún resuenan los ecos de viejas leyendas. Ahora, por favor, síganme, no se me apelotonen... y hagan el favor de no hacerme más fotos, pardiez, que parecen ustedes tontos...
– ¿Ya estamos todos? Seguimos entonces. Para que todos ustedes puedan oírme bien me he subido a lo que aquí denominamos “El Púlpito de la Plaza”, adornado, como ven, con esta bonita bandera colgante, roja y gualda. No está muy claro que esta tribuna hubiese sido concebida para el servicio que su nombre indica. Más bien parece tratarse de la base de una torre circular que finalmente no llegó a levantarse. En cualquier caso, lo cierto es que desde tiempo inmemorial ha venido utilizándose para dar noticia de asuntos de interés de los vecinos. Si miran ustedes a su izquierda podrán ver una espléndida panorámica de las dependencias de palacio. En primer plano estaría el arco de entrada a las Escalinatas del Palacio; un poco más arriba está el edificio denominado Recibidor de Palacio. A la izquierda y al fondo, se encuentra la Torre Trasera, y en la parte central, El Palacio, que como ven ustedes está unido a la una enorme torre circular conocida como Gran Alcázar. La distribución de torres y dependencias que pueden contemplar no es la original. El diseño actual se lo debemos a un arquitecto no muy conocido llamado D. Pedrolus Cachorreñas, también llamado Perico, el Tranquilo. Se cuenta de él que cuando el Presidente del Consejo de Sabios le preguntó si sería preciso realizar muchas reformas para modificar el acceso a Palacio, D. Pedrolus respondió, lisa y llanamente: “Oh, tranquilos. Sólo habrá que echar abajo la mitad del castillo”. Y ahora vamos a movernos para ver más de cerca el arco de entrada de las Escalinatas.
Como ven ustedes, se trata de un doble arco de 12 puntos de los que no se aprovecha la totalidad de la arcada, sino tan solo una parte. A sus pies, y formando estos primeros tramos de la Escalinata, tienen ustedes tres losas de ladrillos 2x1 superpuestas, pero de distinta longitud para formar los escalones. Observen también la sucesión de antorchas que nos acompañarán hasta el final del recorrido.
– ¿Estamos preparados? Entonces pasemos por debajo del arco y luego giremos a la derecha hasta llegar a la plazoleta que se ve más arriba. Tengan cuidado porque aquí las escaleras se estrechan y los baldosines están un tanto separados debido al paso de los años. Por favor, no se empujen. No hay prisa ninguna. Esperen todos arriba hasta que yo me coloque en la esquina que forma el lateral del Monasterio y la puerta de entrada a la Torre del Portón. Gracias.
¿No falta nadie? Pues comienzo entonces. La plazoleta en donde ustedes se encuentras está construida con una sola losa de ladrillos 2x1, apoyada en piezas lisas. Por debajo de donde estamos existe una galería de grandes dimensiones que comunica la Torre del Portón con las dependencias interiores del castillo. Es un lugar espléndido lleno de columnas y arcos que tal vez podamos visitar en otra ocasión. A mi derecha tienen ustedes una entrada a la torre cuya esmerada decoración contrasta con el lado opuesto de la misma, de aspecto mucho menos llamativo. Por aquí se puede entrar al recinto del Monasterio, uno de los lugares emblemáticos de nuestra ciudad. Desde este punto sólo podemos ver una sección de las arcadas góticas, pero les recomiendo encarecidamente que contemplen las panorámicas exteriores del mismo.
La historia de nuestro Monasterio es particularmente interesante. Desde su fundación fue un lugar de estudio y meditación donde eran bien recibidos personas de todo tipo de condición social y creencias religiosas, sin hacer distingo, rara excepción, entre hombres y mujeres. Muchos de los que acudían eran atraídos por los tesoros de su bien surtida biblioteca. Famosos son los numerosos tratados de arquitectura que aquí se conservan. Entre los más destacados encontramos obras de Traianuss, el Extraordinario, Medieval, el Sinigual, Víctor, el Maravilloso, Perberley, el Asombroso, Fredandragoon, el Proveedor, Rikmor, el Venido de otro Mundo, Familia Taha, la Colosal, Ronieskywalker, el Genial, Elbayas, el Novamás, Bruce the Brute, el Único… sin olvidarnos de Merlín, el Mago, Capitán Trueno, Caposkpos, Hormiguita, Valinor, Innicus, JM, Ranger, Kaistros de Muntor, Barón de Munchausen, Sandmor, Alexandros, Blackpucela, Carmaa, Jacques de Molay, Raúl Jiménez, Rodriharl, Malu 64, Hugo de Payns, Neddea, René-Lomeli, Tristán, Feanor, Baladro, Condestable, Ferguzu, Rhodius, Tanke, Lainma, Torres 71, Álvaro Muñoz … todos ellos extraordinarios talentos en el tipo de arquitectura que ustedes están disfrutando. Este inmenso legado de sabiduría no hubiera llegado hasta nosotros sin el trabajo impagable de su primer Abad y de su sucesor y discípulo aventajado, en cuyo honor se puso nombre al Monasterio y a la orden a la que dio lugar: Monasterio de San Javieres, y la Orden de los Javierinos. Vamos a detenernos aquí unos momentos para que puedan disfrutar de este lugar.
– Iniciamos a continuación el tercer y más largo tramo de la Escalinata de Palacio. En primer lugar pueden contemplar el arco de acceso. Se trata de un arco de 8 puntos encastrado en la gran torre circular Gran Alcázar. Respeto al arco cabe decir que al igual que el anterior sólo utiliza una parte de la arcada. La torre GA en donde se apoya vino a sustituir una anterior torre cuadrada, más estrecha, cuya demolición y posterior reedificación cambió completamente el aspecto de lo que hoy conocemos como la Torre de la Dama. A pocos metros del arco, a la izquierda, podemos ver un pequeño edificio de vigilancia, con saeteros en su frontal y una puerta de entrada con doble arco de tres puntos coronado con cornisa triple y almenas de diamante. Pese a su poco llamativo aspecto, fue en este lugar donde, según la leyenda, aconteció uno de los episodios más comúnmente recordados de nuestra ciudad. Si les parece bien voy a contarles la historia. Dice así: “Hace muchos años, en una noche lluviosa y fría, se cuenta que acudió la hija de la Molinera a llevar unas hogazas de pan recién horneadas a su prometido, el Hidalgo Don Julián, que según él mismo le había dicho era el Capitán de la Guardia de Palacio. Con esta buena intención llamó a la puerta de la Caseta de Guardia. Enseguida vino a su encuentro un soldado que tras atender a la joven quedose muy sorprendido de escuchar tal nombre. Comprendiendo al instante la situación, y con tal de no entristecerla, díjole a la muchacha que quien buscaba no se encontraba allí, pero que seguramente no tardaría en venir. Dicho esto, y de común acuerdo con el resto de la guarnición, un total de 12 hombres, invitó a la joven a que esperase la llegada de su prometido en el interior del edificio, so pretexto de la mala noche que hacía y de la recia lluvia que estaba cayendo. La joven Rosalinda, pues tal era su nombre, rechazó modosamente la invitación sospechando de las verdaderas intenciones de los soldados. Pero tantas fueron sus protestas, y tan ofendidos se mostraron ellos por la pudorosa actitud de la doncella, que finalmente accedió ésta a sus ruegos, pero sólo hasta que la lluvia amainara un poco”. Señoras y señores, debemos dejar de momento la historia, pues me están haciendo señas de que viene otro grupo de visitantes. Por favor, suban sin a-pe-lo-to-nar-se hasta llegar al siguiente descansillo y tengan cuidado de no quemarse con las antorchas que encuentren a su paso. Enseguida volveré a estar con ustedes.
– ¿Estamos todos? Parece ser que sí. Para que todos puedan verme y oírme bien, voy a colocarme aquí, al lado de la antorcha de esta torre semiesférica. Como habrán comprobado, seguro que lo han hecho, las antorchas no queman. Hace unos años se decidió substituir las antiguas antorchas, que lo ponían todo perdido, por estas modernas luminarias. Nos encontramos al final de la Escalinata, frente a la arcada del edificio denominado “El Recibidor de Palacio”. Observen la esmerada decoración de la parte superior del arco. El suelo que ustedes pisan se hizo con distintas losas de ladrillos 2x1 y piezas planas. La torre semicircular que ven tras de mí tiene las proporciones adecuadas para que luzcan bien sus elementos decorativos. No obstante, vista desde el lado izquierdo, tal vez pueda resultar un tanto desproporcionada en altura. Si les parece bien mientras ustedes realizan otra tanda de mil fotos digitales, que nunca tendrán tiempo de ver, yo proseguiré con la historia que les estaba contando. “Cuando Rosalinda entró en la Caseta de Guardia, acompañada por los 12 reclutas, éstos la invitaron a compartir la cena que acaban de iniciar. Sentose ella a la mesa, no sin mucho reparo, y sirviénrole un buen trozo de asado y una buena jarra de cerveza. Bien pronto se compuso una animada conversación entre los soldados y la joven, y al cabo de una tercera ronda de bebida ya todos reían y cantaban en saludable camaradería. De tantas muestras de respecto y consideración fue objeto Rosalinda, y con tantos y tan bellos cumplidos fue agasajada que llevada por su bondad natural, y a instancia de varios de sus acompañantes, se subió a la mesa y para corresponder tan extraordinaria hospitalidad elevó unos centímetros su falda mostrando así sus delicados tobillos. Redobláronse entonces las aclamaciones de la soldadesca, insistiendo al unísono en que la bella Rosalinda arremangase su falda unas cuantas pulgadas más. Como quiera que la lluvia no dejaba de arreciar ni el Hidalgo don Julián daba visos de aparecer, decidió la muchacha prolongar su espera un poco más, y por tal de complacer a aquellos hombres que con todo respeto, pero gran entusiasmo, le seguían rogando su favor, alzó su falda hasta las rodillas, para gran alegría de los allí presentes”. Siento tener que interrumpir aquí la historia, pero es necesario que despejemos esta zona, así que avancemos unos cuantos pasos hacia la puertecilla que vemos al fondo.
– Ya casi hemos finalizado. Como ven ustedes nos encontramos en el vestíbulo del Recibidor de Palacio. Se trata de un espacio con dos grandes aberturas formadas por dos arcos de 8 puntos. Tras ellos podemos ver dos pequeñas puertas bellamente decoradas en su parte superior. Está bien documentada la intención del arquitecto de colocar en este lugar otro tipo de puertas más apropiadas con las importantes dependencias a las que dan acceso, pero la escasa altura del muro en donde debían ser situadas lo hicieron inviable. Vamos a finalizar en este punto la visita guiada a las Escalinatas de Palacio. Ahora será otro compañero quien les conduzca por el interior del Palacio. ¿Cómo dicen? Ah, sí; la historia. Querrán saber ustedes cómo termina, ¿no es así? Pues con sumo gusto se lo contaré. “Tanto porfiaron y porfiaron los soldados, alabando la exquisita piel de Rosalinda, que no creyendo ella en su inocencia que hubiera ninguna maldad en complacerles, fue mostrándoles sonriente ora la blancura de sus brazos, ora sus deliciosos hombros, ora sus menudos y bien formados pechos hasta que, finalmente, decidió corresponder a todos a la vez mostrándose completamente desnuda. Fue entonces cuando, según la leyenda, ocurrió lo más extraordinario de esta historia. La bella Rosalinda, comprendiendo al fin la burla de la que había sido víctima por culpa de su taimado prometido, que más tarde supo que ni tan siquiera era soldado, decidió cobrar venganza de la manera más sorprendente que imaginarse pueda. Solicitando que le dieran uno de los yelmos de los soldados, colocose aquél en la cabeza y con gesto adusto y la voz de mando del más experimentado general, comenzó a dar órdenes a los soldados hasta que, muchas horas más tarde, terminó de llover”. Debo aclararles que aunque le leyenda no explica qué clase de órdenes dio Rosalinda a los soldados, existe no obstante una cancioncilla muy popular entre la Bandas de Tunos de nuestra ciudad que tal vez resuelva sus dudas. Dice así: “Oh, bella Rosalinda, la mejor de las capitanas, que sin más galones que sus gracias, hizo con los soldados todo lo que le vino en gana”. Muchas gracias por su atención, y espero que sigan disfrutando de la visita. Hasta la vista.
VISTA CENITAL
Y bueno, amigos foreros, hasta aquí hemos llegado. Os ofrezco la última foto de mi castillo, la cual pretende ser una vista cenital, pues no he logrado conseguir una que verdaderamente lo fuera y que saliera bien. Muchas gracias por dedicar vuestro tiempo a mi castillo, y por soportar mis pinitos literarios. Un fuerte abrazo.
PD: Javier!!!. Cómo ves mi reportaje está en dos partes, por problemas técnicos. ¿Podrías pegar ambas partes y situarlos losmensajes de entremedias al final?... si no es mucho mareo.
PD 2: Ufff, qué descanso.
Tras varios años de laborioso empeño, al fin llegó el momento de compartir con vosotros el día del estreno de mi castillo Patientia Filius II. No niego que me haga ilusión, pero tampoco voy a disimular que si hoy celebramos semejante evento es debido, en gran medida, al hartazgo que esta construcción ha supuesto para mí. Antes de caer en una espiral diabólica de interminables modificaciones y retoques era necesario poner un punto final, aunque eso supusiera renunciar a mi propósito de crear un castillo que se mirara por donde se mirara resultase perfecto. Esa era mi idea y durante mucho tiempo pensé que esta vez sería capaz de lograrlo. Para ello disponía de una dilatada experiencia constructora, propia y ajena, de una más que respetable colección de piezas (a base de zaherir inmisericordemente mi paupérrima economía) y del espacio físico y el tiempo suficientes. Nada de esto (en el fondo bien lo sabía) era garantía suficiente para conseguir aquello que sólo le es posible al Supremo Hacedor (si es que existe) y a algunos destacados miembros de este foro, cuyos nombres están en la mente de todos. Así pues, no he tenido más remedio que lamer mis heridas con el consabido “tal vez en otra ocasión”. Lo que desde luego no se puede negar es lo mucho que he aprendido. Tal vez lo que más claro tengo ahora es que para un castillo de estas proporciones resulta casi imprescindible realizar una planificación previa. No basta, como ha sido mi costumbre, con conseguir una tabla y luego trazar las líneas maestras. Esto puede valer para construcciones pequeñas y medianas que no requieren remover cantidades enormes de piezas. Mucho del cansancio que he arrastrado en los últimos meses venía por el hecho de montar y desmontar piezas (en número de miles) buscando una idea adecuada a mis gustos. Eso cansa, desespera y apenas compensa cuando finalmente encuentra uno la solución. Pero no todo es negativo, claro. Hay unos cuantos rincones de este castillo que me agradan mucho, bien sea por el tipo de decoración, o por cómo se combinan los elementos que lo integran. De lo bueno y de lo menos bueno de mi castillo, enseguida voy a ofreceros un amplio reportaje fotográfico. Sólo una cosa más, y ya sé que lo he dicho muchas veces. Quería agradecer a todos vosotros, y especialmente a quienes hicieron realidad este lugar y hoy día se encargan de mantenerlo y organizar sus contenidos, la oportunidad que me dais de compartir mis construcciones (algo mutuo, por supuesto). Dicho de otro modo, pero más breve: gracias por estar ahí.
PATIENTIA FILIUS II, EL ACABOSE.
VISTA GENERAL FRONTAL.
Mi propósito era construir no un castillo, sino una ciudadela fortificada. La idea que tenía en mente era la ciudad medieval de Carcassone. Visto el resultado diréis que poco o nada se parece esa fortaleza a lo que yo he construido. Es cierto. A lo que en realidad se asemeja este castillo es al recuerdo idealizado de la primera vez que yo visité esa villa francesa. Carcassone para mí es un mar de tejados de pizarra y un sin fin de torres, y es también un conjunto de pequeñas casas de piedra con una iglesia gótica y una ciudadela, todo ello dentro de un gran recinto amurallado. Con esas imágenes en mi cabeza me puse a construir. Como podéis ver, los tejados ocupan un lugar destacado en mi construcción. He realizado para la ocasión 7 caperuzas siguiendo el modelo de las cúpulas cuadradas de Exin West, más otra que es un molde de una caperuza de la GA. Todos los tejados están pintados de marrón. El color escogido trata de dar un mayor realismo a mi trabajo, además de que no hubiera podido representar con las caperuzas rojas lo que para mí era un recuerdo de piedras grises y tejados oscuros.
En la primera foto puede apreciarse, de izquierda a derecha: a) el lateral de la rampa de acceso a la entrada principal; b) un edificio alargado y de grandes proporciones, que yo llamo La Casona de Intendencia; y c) un pequeño recinto al que se accede bajo un gran arco de doce puntos. Me hubiera gustado que la zona posterior del castillo, lo que se ve al fondo del todo, fuese un poco más alto para que resaltase más desde esta perspectiva. No pudo ser debido a las exigencias de la fachada trasera: de hacerla más alta hubiera quedado muy bien por delante y fatal por detrás. Para salvaguardar la imagen de conjunto no tuve más remedio que sacrificar un poco mi idea original.
Secciones de la vista frontal:
La Rampa de Acceso
Aquí se observa con más detalle la rampa de entrada, lo que sería la entrada principal del castillo. Su diseño ha permanecido prácticamente inalterado desde el principio, toda una rareza para quien conozca mi gusto por las modificaciones. La primera foto me gusta mucho. Respecto a la rampa, decir que está hecha de una sola pieza de ladrillos y que por debajo se apoya en dos hileras transversales de piezas. La curvatura que se aprecia en la foto segunda surgió de modo natural al hundirse un poco por su propio peso.
Complejo de Intendencia
Esta parte de mi castillo consta de dos dependencias principales: La Casona y la Torre de Intendencia. El primer edificio comunica con la Plaza Mayor de la ciudad. Yo me lo imagino como el lugar donde los guardias de la ciudad ejercían el control de los visitantes. Consta de dos plantas: la primera, en donde se ejerce el control de los visitantes, y la parte de arriba, en donde descansan los guardianes. Los saeteros que rodean este edificio tratan de darle un aspecto intimidador. En la foto segunda se ve la parte superior de la Torre de Intendencia. Este sería el espacio reservado al Capitán de la Guardia y a su familia, además de servir como sala de reuniones. La decoración de la parte superior es distinta de la que se ve por la otra parte. Me gusta mucho cómo ha quedado esa especie de ventanuco semicircular, sin embargo sólo lo empleé aquí, en un lugar poco llamativo, a pesar de haber otras dos torres similares donde podría haber lucido mucho mejor. No sé por qué no lo hice, la verdad. También en la segunda foto, puede verse el inicio de la escalinata que lleva hasta la entrada secundaria de la Casona. Dicha entrada puede verse mejor en la foto tercera.
LATERAL DEL MONASTERIO
Puestos a elegir un lado del castillo me quedaría con este. Desde el claustro hacia la derecha me gusta todo: es una pirámide ascendente con multitud de tejados, terrazas y torres de distinto tipo. Lamentablemente, la Torre de Intendencia, por su altura y su estilo de decoración, desluce un poco este lateral. En la parte positiva destaca especialmente la Torre del Monasterio. Consta de tres niveles de ventanas góticas tipo Golden y tiene la peculiaridad, junto con la parte alta del Monasterio, de estar dispuesta en un ángulo distinto al del resto de edificaciones que la rodean. Era un reto que me propuse desde el principio y que afronté con mis fuerzas creativas y constructoras intactas. El resultado me convence bastante. En esta misma foto también se ve la Torre del Portón, detrás del Monasterio, que igualmente tiene una orientación distinta al de las edificaciones adyacentes.
Secciones del Lateral del Monasterio:
Torre de Intendencia
Como antes he dicho, esta torre desentona con el resto de lo construido en este lado, y lo peor es que me he venido a dar cuenta demasiado tarde. La decoración en su base no me agrada demasiado, pero lo peor es el espacio que queda entre la torre y el claustro. No es más que una zona muerta que hace demasiado evidente la falta de correspondencia entre las distintas partes. A pesar de todo no puedo prescindir de dicha torre a menos que quiera replantearme completamente tanto este lado del castillo como del de la vista frontal y, amigos, qué queréis que os diga... después de casi cuatro años de reformas y contrareformas ya no me veo capaz de emprender una nueva mejora. A lo mejor con el tiempo….
Monasterio
He aquí unas cuantas fotejas en donde se aprecian los detalles más importantes del Monasterio. La última foto, cenital, muestra que esta zona es en realidad bastante estrecha, pues casi todo el espacio del patio lo ocupa la torre. También se ve que parte del recinto tiene forma triangular. Esa era la idea. Huir de la cuadratura natural de las edificaciones Exin y jugar con los ángulos de los muros a ver que salía. Estoy bastante satisfecho con el resultado y hasta es posible que algún día me dé por construir un edificio religioso, de los que tan buenos ejemplos hay en este foro. Sobra decir que la idea de un Monasterio pegado a los muros del Castillo sólo puede justificarse si lo concebimos como un organismo arquitectónico que con el paso del tiempo fue incorporando nuevos edificios y dependencias, ajenos a toda función militar, para los cuales ya no había espacio en el interior de las murallas.
Torre del Portón (evolución)
Hay que ver la de quebraderos de cabeza que me dio esta parte del castillo. Este lugar era una zona especialmente conflictiva ya que sirve de transición entre el Monasterio y las edificaciones del Palacio. El Monasterio es una construcción de escasa altura que cuenta, podríamos decir, con una refinada decoración de tipo religioso. Por el contrario la esquina del edificio palaciego, que yo llamo “La Torre de la Dama”, es la parte más alta del castillo y está decorada, sobre todo en su base, con elementos claramente defensivos: muros inclinados, almenas, ventanas de rejilla. La fusión de estos dos estilos dio como resultado una torre bastante sosa que además es una copia de la Torre de Intendencia. Hasta que llegué a esta solución de conciliación realicé numerosos proyectos, de los que he rescatado algunas fotos antiguas. En ella se aprecia claramente cómo oscilé de un estilo a otro hasta que di a la torre su aspecto definitivo. Confieso que sentí bastante pena al tener que sustituir la elaborada decoración de la puerta de entrada por un portón clásico de Exin Castillos.
Torre de la Dama
Esta es una de mis fotos preferidas. La llamo Torre de la Dama, porque en mi opinión es la parte de mi trabajo que presenta un aspecto más elegante y refinado… (como tienen que ser las Damas…¿no?). Como se puede apreciar, no se trata en realidad de una torre, sino de una superposición de diferentes construcciones, con terracillas a distintas alturas. Nada hay especialmente novedoso en los elementos que la forman, pero en conjunto resulta bastante llamativo. ¿Qué pensáis vosotros?
Estos son algunos detalles de la Torre de la Dama. En la foto segunda se ve que he utilizado cartón para los suelos de las terrazas. De esta manera he solucionado de forma fácil y radical mi escasez de piezas planas y los irresolubles problemas que plantean determinados espacios con ángulos imposibles. Podía haber cubierto este cartón con una fotocopia a color de piezas clásicas. De hecho imprimí un folio con esa intención. Finalmente no lo hice por cansancio y también porque no me desagrada cómo queda.
FACHADA TRASERA
La parte trasera de mi castillo no será para vosotros ninguna sorpresa si habéis visto el reportaje que hice para mostrar la evolución de esta fachada. Lo que veis ahora apenas ha sufrido modificaciones.
En la primera foto puede verse una de las partes más desafortunadas de mi castillo. Yo lo llamaría: “el maldito chaflán”. Ya sabéis los cientos de pruebas que hice en esta parte. En donde está el chaflán estuvo durante mucho tiempo una torre albarrana, que finalmente deseché. Los problemas que tuve que afrontar fueron muchos. Por una parte estaba mi deseo de hacer un castillo con planta irregular. Eso me llevó a trazar un ángulo para los muros de la esquina derecha que resultaba muy difícil de unir a la parte recta de la fachada, por lo que no tuve más remedio que recurrir al chaflán que veis. Por otra parte quería dar una imagen de continuidad a toda la parte trasera y, a la vez, crear algo distinto en la esquina derecha que armonizara con la parte central. Pero ¿cómo lograrlo? Todos mis intentos resultaron frustrantes. Lo único que saqué en claro fue la Torre Trasera, la que se ve a la derecha de la foto, que luce estupendamente desde la perspectiva frontal y desde el lateral derecho. Por no renunciar a ella me volví a enfangar en una nueva serie de pruebas. Primero eliminé la torre albarrana existente, luego reconstruí los muros inclinados y finalmente elevé las torrecillas a la misma altura que sus hermanas, aunque sin poder unirlas a éstas, por culpa del chaflán dichoso. Después de tantas pruebas no había hecho más que repetir lo que ya había hecho, sólo que colocándolo en un ángulo distinto. Resultado: un pastiche que estropea irremediablemente esta parte del castillo.
El lado izquierdo (foto tercera) sí presenta un mejor aspecto.
Detalles y secciones de la fachada trasera
Foto donde se aprecia la terraza en la que se apoya el Palacio. (Se ve también una bandera un tanto díscola con el viento).
He aquí otros detalles que paso a comentar. Por una parte se aprecian los balcones y las ventanas de rejillas enmarcados con arcos de cuatro puntos. El resultado me agrada, sin embargo cuando se contempla la fachada desde lejos, estos balcones crean una zona oscura que multiplica el efecto de las ventanas. Estuve tentado de “tapiar” estas aberturas, pero las ganas por terminar lo impidieron.
Respecto al aspecto inferior de las almenas, deciros que finalmente me decanté por esa especie de bordadillo que va creando ondulaciones. No resulta muy castrense, pero al fin de cuentas se trata más de un Palacio de tiempos de paz que de guerra. Esta forma de utilizar los arcos de cuatro puntos se repite a lo largo de todo mi castillo para enmarcar ventanas. Utilizarlo también en las almenas no es que me guste demasiado, pero no encontré mejor solución.
En la última foto se aprecia un trozo de almena situado en un ángulo imposible. Como habréis adivinado tuve que recurrir a la plastilina y al celo para situar estas piezas en su justo lugar.
Puerta Lateral de Palacio
Una foto que muestra una puertecilla lateral del Palacio. Se nota que he esmerado en su decoración a pesar de que por su situación no es fácil de ver.
Torre Trasera
La torre trasera no luce mucho por este lado. Las mejores fotos de esta torre se verán a continuación
LATERAL IZQUIERDO
En este lateral es donde mejor se observa mi deseo inicial de dotar a mi castillo de una planta irregular. Si dibujásemos el contorno de este lado daría como resultado una línea ondulada en donde las torres salen hacia fuera o se retraen sin más propósito que la de imitar una fortaleza auténtica edificada sobre una accidentada orografía. No estoy muy convencido de haber logrado mi propósito, sin embargo en este lateral no falta algún que otro detalle interesante.
Secciones del Lateral Izquierdo
Tres fotos que muestran la parte alta del castillo, o lo que yo denomino la zona palaciega. Aunque la primera foto me gusta bastante, con esa Torre Trasera desafiante, lo cierto es que me hubiera gustado situar en este lugar un patio amplio y bien decorado. Tal como ha quedado da la impresión de que las torres y dependencias construidas han sido aplastadas unas contra otras. Falta aire, falta un espacio abierto en donde trabajar los detalles a fin de darle un aspecto más refinado a todo el conjunto. Al carecer de ese espacio abierto, con el que poder realzar las edificaciones circundantes, resulta poco creíble que este lugar sea lo que yo he pretendido hacer, pues no existe ningún otro elemento, a excepción de la altura, que confirme mi intención. Así que, amigos, os tenéis que conformar con mis palabras. Esto es la zona palaciega…, aunque no lo parezca.
Estas fotos están hechas con la intención de que podáis apreciar bien las almenas y los muros inclinados.
El Detalle Barroco
El Detalle Barroco es una parte de mi castillo de difícil valoración. Hay partes interesantes, pero también hay más de un desacierto. Por la parte exterior del muro contamos hasta 7 torres circulares rematadas caperuzas. Entre dos de ellas dispuse una especie de pórtico (fotos primera y tercera) sin ninguna función reconocible, a no ser una dudosa estética. La profusión de torres circulares trata de imitar las murallas exteriores de la ciudad de Carcassone en la forma que ya he explicado antes. Intramuros vemos cuatro tejados rectangulares de PDJ, más otro correspondiente a una caperuza puntiaguda. Los tejados de PDJ se corresponderían con dependencias de la ciudad destinadas a establos, herrería, taberna o similares. Al menos así hubiera podido ser en la antigüedad, porque hoy día más bien sería el lugar en donde se ubicaría la caseta de Información y Turismo, rodeada de tiendas de souvernirs por todas partes. Lo interesante de esta parte del castillo es mi intento por lograr una planta irregular a base de disponer los muros en ángulos agudos. La unión de los mismo no resulta fácil, y prueba de ello es el “detalle horribilis” que se aprecia en la cuarta foto: para tapar la fisura entre los muros no se me ha ocurrido otra cosa que juntar una cuantas piezas lisas en pendiente y pegarlas con celo a la pared. También se aprecia los recortes de cartón que he utilizado para cubrir los suelos de las terrazas. A mi me parece una solución muy ventajosa y estéticamente aceptable.
LA PLAZA MAYOR
No me diréis que no os gusta el pedazo de plaza que he construido para mi castillo. Imagináosla en un día de feria, cuando los comerciantes de las villas, con sus carros llenos de mercancías, acudían a la ciudad de Patientia Filius a hacer negocios con sus ricos vecinos. A pie o a lomos de sus bestias, subirían la rampa de acceso del castillo y tras pagar un tributo especial por ejercer su actividad intramuros, atravesarían la Casona de Intendencia y descenderían por la rampa interior hasta ocupar su lugar. A mediodía la plaza estaría a rebosar con cientos de personas husmeando entre los puestos de venta. La algarabía sería tremenda y los juglares que tratasen de ganarse unas monedas al son de su laúd tendrían que esforzarse mucho para hacer sentir su voz por encima de la sinfonía de balidos, relinchos, piares y voces de hombres y mujeres anunciando sus productos. Bueno, no insisto. Ya sé que mi plaza tiene poca gracia. De todos modos sí que tiene algún rincón que no desmerece del todo. Como curiosidad señalo que el suelo esta formado por ladrillos 2x1, de esos que son un poco verdosillos.
Detalles de la Playa Mayor
Este es uno de esos rincones a los que me he refería antes. Me gusta mucho cómo ha quedado esta puerta de entrada a la plaza. Confieso, para los más observadores, que esas cornisas rematadas con piezas planas en pendiente, situadas entre la ventana y el arco, han sido “pegadas” con celo y un poco de plastilina. No tenía otra forma de hacerlo.
Estas fotos muestran, respectivamente, un coqueto rinconcito (situado al lado del arco de las escalinatas de acceso a palacio), unas dependencias que bien podrían ser los establos, y una especie púlpito desde donde el oficiante de turno podría dirigirse a la muchedumbre congregada en la plaza.
LA ESCALINATA DE PALACIO
Ya casi para finalizar os invito a ascender por lo que yo llamo la Escalinata del Palacio. Este acceso desde el interior de la plaza hasta la parte más alta del castillo vino a sustituir una idea anterior donde sólo existía el primer tramo de la escalinata y un portón clásico Exin en el fondo. Así se mantuvo hasta que pensé que era una solución demasiado simple y entonces decidí emprender una de las reformas más importantes que he llevado a cabo. Moví miles de piezas (no exagero) y tuve que sortear problemas de todo tipo. El esfuerzo mereció la pena. Estoy muy satisfecho de cómo ha quedado y, sobra decirlo, es una de las partes del castillo que más me gustan. Así que, ¡venga! Preparaos para andar un poco, pues os voy a dejar en manos de una bella y locuaz azafata que os servirá de guía durante el recorrido. Procurad no cansaros mucho con tanto escaloncito…
Visita guiada a la Escalinata del Palacio.
– A ver. Hola, hola. ¿Se me escucha? ¿Estamos todos y todas? Por favor, préstenme atención. Bueno, bienvenidos, welcolme, bienvenus, a la ciudad fortificada de Patientia Filium. Mi nombre es Bellaflor y seré su guía durante su estancia en la ciudad. Si les parece bien, antes de comenzar la ruta voy a ofrecerles unas breves explicaciones históricas que creo serán de su interés. La fecha de inicio de la construcción de nuestra ciudad no es del todo segura, pero algunos estudiosos la sitúan a principios del siglo XIV, dentro del periodo histórico conocido como la Baja Edad Media. Al contrario que otras ciudades fortificadas, Patientia Filius nunca fue gobernada por ninguna familia aristocrática sino por un consejo de sabios elegidos democráticamente por sus habitantes. A pesar de sus murallas, nuestra ciudad nunca fue un enclave militar. No esperen, pues, el relato épico de sangrientas batallas ni busquen ustedes entre sus muros los cuerpos empalados de algún miembro de la corte caído en desgracia. Desde sus comienzos Patientia Filium fue una ciudad amante de la paz, una ciudad de puertas abiertas donde el comercio y las bellas artes tuvieron siempre su aposento permanente. La ruta que vamos a hacer es una de las más interesantes de nuestra oferta turística. Desde el centro de la Plaza Mayor, en donde nos encontramos, vamos a dirigirnos hacia el arco de entrada de la Escalinata, y luego vamos a ascender por ella hasta llegar a la zona Palaciega. En el trayecto podrán disfrutar de un bonito paseo bordeado de bellos edificios medievales en donde aún resuenan los ecos de viejas leyendas. Ahora, por favor, síganme, no se me apelotonen... y hagan el favor de no hacerme más fotos, pardiez, que parecen ustedes tontos...
– ¿Ya estamos todos? Seguimos entonces. Para que todos ustedes puedan oírme bien me he subido a lo que aquí denominamos “El Púlpito de la Plaza”, adornado, como ven, con esta bonita bandera colgante, roja y gualda. No está muy claro que esta tribuna hubiese sido concebida para el servicio que su nombre indica. Más bien parece tratarse de la base de una torre circular que finalmente no llegó a levantarse. En cualquier caso, lo cierto es que desde tiempo inmemorial ha venido utilizándose para dar noticia de asuntos de interés de los vecinos. Si miran ustedes a su izquierda podrán ver una espléndida panorámica de las dependencias de palacio. En primer plano estaría el arco de entrada a las Escalinatas del Palacio; un poco más arriba está el edificio denominado Recibidor de Palacio. A la izquierda y al fondo, se encuentra la Torre Trasera, y en la parte central, El Palacio, que como ven ustedes está unido a la una enorme torre circular conocida como Gran Alcázar. La distribución de torres y dependencias que pueden contemplar no es la original. El diseño actual se lo debemos a un arquitecto no muy conocido llamado D. Pedrolus Cachorreñas, también llamado Perico, el Tranquilo. Se cuenta de él que cuando el Presidente del Consejo de Sabios le preguntó si sería preciso realizar muchas reformas para modificar el acceso a Palacio, D. Pedrolus respondió, lisa y llanamente: “Oh, tranquilos. Sólo habrá que echar abajo la mitad del castillo”. Y ahora vamos a movernos para ver más de cerca el arco de entrada de las Escalinatas.
Como ven ustedes, se trata de un doble arco de 12 puntos de los que no se aprovecha la totalidad de la arcada, sino tan solo una parte. A sus pies, y formando estos primeros tramos de la Escalinata, tienen ustedes tres losas de ladrillos 2x1 superpuestas, pero de distinta longitud para formar los escalones. Observen también la sucesión de antorchas que nos acompañarán hasta el final del recorrido.
– ¿Estamos preparados? Entonces pasemos por debajo del arco y luego giremos a la derecha hasta llegar a la plazoleta que se ve más arriba. Tengan cuidado porque aquí las escaleras se estrechan y los baldosines están un tanto separados debido al paso de los años. Por favor, no se empujen. No hay prisa ninguna. Esperen todos arriba hasta que yo me coloque en la esquina que forma el lateral del Monasterio y la puerta de entrada a la Torre del Portón. Gracias.
¿No falta nadie? Pues comienzo entonces. La plazoleta en donde ustedes se encuentras está construida con una sola losa de ladrillos 2x1, apoyada en piezas lisas. Por debajo de donde estamos existe una galería de grandes dimensiones que comunica la Torre del Portón con las dependencias interiores del castillo. Es un lugar espléndido lleno de columnas y arcos que tal vez podamos visitar en otra ocasión. A mi derecha tienen ustedes una entrada a la torre cuya esmerada decoración contrasta con el lado opuesto de la misma, de aspecto mucho menos llamativo. Por aquí se puede entrar al recinto del Monasterio, uno de los lugares emblemáticos de nuestra ciudad. Desde este punto sólo podemos ver una sección de las arcadas góticas, pero les recomiendo encarecidamente que contemplen las panorámicas exteriores del mismo.
La historia de nuestro Monasterio es particularmente interesante. Desde su fundación fue un lugar de estudio y meditación donde eran bien recibidos personas de todo tipo de condición social y creencias religiosas, sin hacer distingo, rara excepción, entre hombres y mujeres. Muchos de los que acudían eran atraídos por los tesoros de su bien surtida biblioteca. Famosos son los numerosos tratados de arquitectura que aquí se conservan. Entre los más destacados encontramos obras de Traianuss, el Extraordinario, Medieval, el Sinigual, Víctor, el Maravilloso, Perberley, el Asombroso, Fredandragoon, el Proveedor, Rikmor, el Venido de otro Mundo, Familia Taha, la Colosal, Ronieskywalker, el Genial, Elbayas, el Novamás, Bruce the Brute, el Único… sin olvidarnos de Merlín, el Mago, Capitán Trueno, Caposkpos, Hormiguita, Valinor, Innicus, JM, Ranger, Kaistros de Muntor, Barón de Munchausen, Sandmor, Alexandros, Blackpucela, Carmaa, Jacques de Molay, Raúl Jiménez, Rodriharl, Malu 64, Hugo de Payns, Neddea, René-Lomeli, Tristán, Feanor, Baladro, Condestable, Ferguzu, Rhodius, Tanke, Lainma, Torres 71, Álvaro Muñoz … todos ellos extraordinarios talentos en el tipo de arquitectura que ustedes están disfrutando. Este inmenso legado de sabiduría no hubiera llegado hasta nosotros sin el trabajo impagable de su primer Abad y de su sucesor y discípulo aventajado, en cuyo honor se puso nombre al Monasterio y a la orden a la que dio lugar: Monasterio de San Javieres, y la Orden de los Javierinos. Vamos a detenernos aquí unos momentos para que puedan disfrutar de este lugar.
– Iniciamos a continuación el tercer y más largo tramo de la Escalinata de Palacio. En primer lugar pueden contemplar el arco de acceso. Se trata de un arco de 8 puntos encastrado en la gran torre circular Gran Alcázar. Respeto al arco cabe decir que al igual que el anterior sólo utiliza una parte de la arcada. La torre GA en donde se apoya vino a sustituir una anterior torre cuadrada, más estrecha, cuya demolición y posterior reedificación cambió completamente el aspecto de lo que hoy conocemos como la Torre de la Dama. A pocos metros del arco, a la izquierda, podemos ver un pequeño edificio de vigilancia, con saeteros en su frontal y una puerta de entrada con doble arco de tres puntos coronado con cornisa triple y almenas de diamante. Pese a su poco llamativo aspecto, fue en este lugar donde, según la leyenda, aconteció uno de los episodios más comúnmente recordados de nuestra ciudad. Si les parece bien voy a contarles la historia. Dice así: “Hace muchos años, en una noche lluviosa y fría, se cuenta que acudió la hija de la Molinera a llevar unas hogazas de pan recién horneadas a su prometido, el Hidalgo Don Julián, que según él mismo le había dicho era el Capitán de la Guardia de Palacio. Con esta buena intención llamó a la puerta de la Caseta de Guardia. Enseguida vino a su encuentro un soldado que tras atender a la joven quedose muy sorprendido de escuchar tal nombre. Comprendiendo al instante la situación, y con tal de no entristecerla, díjole a la muchacha que quien buscaba no se encontraba allí, pero que seguramente no tardaría en venir. Dicho esto, y de común acuerdo con el resto de la guarnición, un total de 12 hombres, invitó a la joven a que esperase la llegada de su prometido en el interior del edificio, so pretexto de la mala noche que hacía y de la recia lluvia que estaba cayendo. La joven Rosalinda, pues tal era su nombre, rechazó modosamente la invitación sospechando de las verdaderas intenciones de los soldados. Pero tantas fueron sus protestas, y tan ofendidos se mostraron ellos por la pudorosa actitud de la doncella, que finalmente accedió ésta a sus ruegos, pero sólo hasta que la lluvia amainara un poco”. Señoras y señores, debemos dejar de momento la historia, pues me están haciendo señas de que viene otro grupo de visitantes. Por favor, suban sin a-pe-lo-to-nar-se hasta llegar al siguiente descansillo y tengan cuidado de no quemarse con las antorchas que encuentren a su paso. Enseguida volveré a estar con ustedes.
– ¿Estamos todos? Parece ser que sí. Para que todos puedan verme y oírme bien, voy a colocarme aquí, al lado de la antorcha de esta torre semiesférica. Como habrán comprobado, seguro que lo han hecho, las antorchas no queman. Hace unos años se decidió substituir las antiguas antorchas, que lo ponían todo perdido, por estas modernas luminarias. Nos encontramos al final de la Escalinata, frente a la arcada del edificio denominado “El Recibidor de Palacio”. Observen la esmerada decoración de la parte superior del arco. El suelo que ustedes pisan se hizo con distintas losas de ladrillos 2x1 y piezas planas. La torre semicircular que ven tras de mí tiene las proporciones adecuadas para que luzcan bien sus elementos decorativos. No obstante, vista desde el lado izquierdo, tal vez pueda resultar un tanto desproporcionada en altura. Si les parece bien mientras ustedes realizan otra tanda de mil fotos digitales, que nunca tendrán tiempo de ver, yo proseguiré con la historia que les estaba contando. “Cuando Rosalinda entró en la Caseta de Guardia, acompañada por los 12 reclutas, éstos la invitaron a compartir la cena que acaban de iniciar. Sentose ella a la mesa, no sin mucho reparo, y sirviénrole un buen trozo de asado y una buena jarra de cerveza. Bien pronto se compuso una animada conversación entre los soldados y la joven, y al cabo de una tercera ronda de bebida ya todos reían y cantaban en saludable camaradería. De tantas muestras de respecto y consideración fue objeto Rosalinda, y con tantos y tan bellos cumplidos fue agasajada que llevada por su bondad natural, y a instancia de varios de sus acompañantes, se subió a la mesa y para corresponder tan extraordinaria hospitalidad elevó unos centímetros su falda mostrando así sus delicados tobillos. Redobláronse entonces las aclamaciones de la soldadesca, insistiendo al unísono en que la bella Rosalinda arremangase su falda unas cuantas pulgadas más. Como quiera que la lluvia no dejaba de arreciar ni el Hidalgo don Julián daba visos de aparecer, decidió la muchacha prolongar su espera un poco más, y por tal de complacer a aquellos hombres que con todo respeto, pero gran entusiasmo, le seguían rogando su favor, alzó su falda hasta las rodillas, para gran alegría de los allí presentes”. Siento tener que interrumpir aquí la historia, pero es necesario que despejemos esta zona, así que avancemos unos cuantos pasos hacia la puertecilla que vemos al fondo.
– Ya casi hemos finalizado. Como ven ustedes nos encontramos en el vestíbulo del Recibidor de Palacio. Se trata de un espacio con dos grandes aberturas formadas por dos arcos de 8 puntos. Tras ellos podemos ver dos pequeñas puertas bellamente decoradas en su parte superior. Está bien documentada la intención del arquitecto de colocar en este lugar otro tipo de puertas más apropiadas con las importantes dependencias a las que dan acceso, pero la escasa altura del muro en donde debían ser situadas lo hicieron inviable. Vamos a finalizar en este punto la visita guiada a las Escalinatas de Palacio. Ahora será otro compañero quien les conduzca por el interior del Palacio. ¿Cómo dicen? Ah, sí; la historia. Querrán saber ustedes cómo termina, ¿no es así? Pues con sumo gusto se lo contaré. “Tanto porfiaron y porfiaron los soldados, alabando la exquisita piel de Rosalinda, que no creyendo ella en su inocencia que hubiera ninguna maldad en complacerles, fue mostrándoles sonriente ora la blancura de sus brazos, ora sus deliciosos hombros, ora sus menudos y bien formados pechos hasta que, finalmente, decidió corresponder a todos a la vez mostrándose completamente desnuda. Fue entonces cuando, según la leyenda, ocurrió lo más extraordinario de esta historia. La bella Rosalinda, comprendiendo al fin la burla de la que había sido víctima por culpa de su taimado prometido, que más tarde supo que ni tan siquiera era soldado, decidió cobrar venganza de la manera más sorprendente que imaginarse pueda. Solicitando que le dieran uno de los yelmos de los soldados, colocose aquél en la cabeza y con gesto adusto y la voz de mando del más experimentado general, comenzó a dar órdenes a los soldados hasta que, muchas horas más tarde, terminó de llover”. Debo aclararles que aunque le leyenda no explica qué clase de órdenes dio Rosalinda a los soldados, existe no obstante una cancioncilla muy popular entre la Bandas de Tunos de nuestra ciudad que tal vez resuelva sus dudas. Dice así: “Oh, bella Rosalinda, la mejor de las capitanas, que sin más galones que sus gracias, hizo con los soldados todo lo que le vino en gana”. Muchas gracias por su atención, y espero que sigan disfrutando de la visita. Hasta la vista.
VISTA CENITAL
Y bueno, amigos foreros, hasta aquí hemos llegado. Os ofrezco la última foto de mi castillo, la cual pretende ser una vista cenital, pues no he logrado conseguir una que verdaderamente lo fuera y que saliera bien. Muchas gracias por dedicar vuestro tiempo a mi castillo, y por soportar mis pinitos literarios. Un fuerte abrazo.
PD: Javier!!!. Cómo ves mi reportaje está en dos partes, por problemas técnicos. ¿Podrías pegar ambas partes y situarlos losmensajes de entremedias al final?... si no es mucho mareo.
PD 2: Ufff, qué descanso.